lunes, 29 de noviembre de 2010

Y venga crisis


Terminó el verano y vi mi obra finalmente terminada. Trabajo me costó, y dinero no digamos, pero al final todo se acabó y ahora no está más que pendiente de los detalles, lo que ocurre es que eso habrá que hacerlo más despacio por que la cuenta del banco se me ha quedado tiritando y ahora hay que luchar por engordarla un poco, ardua tarea si tenemos en cuenta los tiempos que corren. El año pasado creo que apenas fui consciente de lo que estaba ocurriendo, pero éste la crisis me ha dado de latigazos por todos los flancos y me encuentro, no asustado, pero sí preocupado. El libro no se encuentra en las listas de la compra como artículo de primera necesidad y se está notando mucho por que ya se está definiendo como un producto de regalo, algo así como una colonia o un ramo de flores, y cada vez son menos las personas que los compran para uso personal, así que los que vivimos de él empezamos a ver nuestro futuro con bastantes restricciones y yo empiezo a pensar que quizás no me jubile en este gremio por que el negocio tiene cada día menos posibilidades y el círculo se va cerrando y cerrando hasta que llegue un momento en que nos estrangule a la mayoría y nos toque a más de uno pegar un salto de supervivencia sin saber ni bien ni mal la dirección que tomar en el impulso. Después de tantos años, como son las cosas, quien me iba a decir que lo mismo tengo que reconducir mi vida haciendo un giro con un número de grados indefinido para poder salvar la situación. Hay que ser optimistas, lo sé y me lo repito a diario, pero es que parece que todo se me pone en contra, leñe, y estoy teniendo un año 2010 de los que etiquetaré como "de remember".

Es curioso pero, si me dicen hace justo un año que me voy a encontrar en la situación en la que me encuentro hoy, tanto profesional como personal, no me lo creo de ninguna de las maneras. Parece que tengo al destino revoloteando sobre mi cabeza y de vez en cuando grita, "Oiga!, ¿a que duele?". Pues sí, si que duele, más si los hachazos te los está dando alguien por quien lo has apostado todo, alguien en quien perdiste la confianza en una ocasión y luchaste por lograrla otra vez de nuevo. Eso es algo muy dificil y entraba dentro de mi lista de los imposibles, pero se puede conseguir si tienes verdadero interés en hacerlo. Vale, pues yo lo hice y, cuando todo parecía que no podía ir mejor, me dieron una colleja sin verme venir la mano por ningún sitio, y mi insistencia por averiguar a qué venía aquello me hizo encontrarme con la espalda llena de machetes. Tuve que mirarme varias veces en un espejo para verlos por que, aún sintiendo, era incapaz de creer, y todavía aún me cuesta. Olvídate de las nubes y pregunta, "¿a qué huele el desengaño?" . Pues mire usted, Sr. Destino, huele tan cutremente que no entiendo por qué reboza de esta guisa a quien procura mantenerse debidamente aseado todos los días, pero es lo que tenemos y no me ha quedado otra que apestarme durante una buena temporada con su amargo y hediondo perfume.

Quiero ser racional, quiero ser tolerante, quiero ser empático, quiero ser benévolo, quiero ser flexible, quiero ser comprensivo, pero no quiero ser víctima y es por lo que me pelearé en el futuro próximo, así que me enfundo de nuevo mi traje gris, que me queda esta vez como un auténtico guante, y me dispongo a elegir una corbata en un tono fluorescente que me motive a saltar sobre mi pompa y me coloque dentro, sin romperla, durante una temporada.