viernes, 18 de mayo de 2012

CÓRDOBA. Patios 2012

Decir patio es decir Córdoba.

La ciudad de Córdoba, en el interior de Andalucia, es probablemente el lugar con mayor tendencia musulmana andalusí de toda España, aunque también guarda importantes vestigios romanos, como su puente de entrada, ahora peatonal, y las ruinas que existen en el emplazamiento que hoy ocupa su ayuntamiento.


Del 2 al 13 de mayo de 2012 se ha celebrado el concurso anual de los patios de Córdoba, patrocinado por el ayuntamiento y algunas empresas del sector privado. Han entrado en concurso 48 patios en total, y su visita se ha organizado en 3 rutas diferentes. Para conseguir el plano con las rutas, basta con pedirlo en la oficina de turismo junto a la Mezquita o bajárselo de internet. Por supuesto, la visita es gratuita.

Hemos estado allí los días 12 y 13, coincidiendo con una ola de calor que nos ha puesto el ambiente a más de 35º y ello ha supuesto una molestia por que hay que andar mucho y el calor se convierte en una auténtica molestia. La masificación de gente también lo es por que lo inundan todo y, si a veces resulta complicado andar por las callejas, no digamos ya lograr entra a ver un patio.



Llegábamos a Córdoba a las 10:30 de la mañana y, como al hotel no podíamos entrar hasta después de las 13:00 h., nos fuimos directos a ver patios. La primera impresión fue un poco desalentadora por que había colas de más de 1 hora para entrar a ver los patios que decidimos visitar primero para seguir una de las rutas, pero nos saltamos los que estaban "petados" hasta llegar a uno en el que esperemos como 15 minutos. Y nos inundó la fascinación. Pasad a verlos:



Macetas a miles, tapizando las paredes de los patios de arriba a abajo y de derecha a izquierda. No sé que pensará el vecino cuando le diga aquello de "Me voy de vacaciones. ¿Te importa pasar a regarme las plantas?"


Las ventanas siempre engalanadas con sus flores, cuidando hasta el más mínimo detalle.

Casi todas las casas tienen su patio y, aunque no todos entran a concurso, muchos abren sus puertas para poder mostrarse tras sus preciosas rejas. 

El agua, elemento presente en todos los patios. Muchos de ellos, como motivo central y principal tienen su fuente y alrededor de ella surge la disposición de macetas. Los suelos están muy cuidados, preciosos, como este de cantos, muy típico también por las calles, aunque bastante incómodo cuando llevas horas pateándolo, a no ser que lleves unos zapatos con suelas gruesas.


 Los rincones cuidados al máximo, con aire al - andalus

Con preciosas fuchsias, que, por supuesto, busqué y encontré rapidamente por que abundan en los lugares sombreados.
O este otro rincón que encantaba a todos los japoneses.

 El mapita siempre en la mano para no perderse, que Córdoba es muy liosa y los patios están desperdigados por toda la ciudad, de punta a punta.


No todos son clásicos. Había uno que nos llamó especialmente la atención por que era diferente, absolutamente minimalista, pintado de un blanco nuclear impoluto, que hacía daño a los ojos aún llevando lupos de sol, y que en vez de plantas, tenía sus nombres grabados por suelos y paredes.

También mostraba un precioso jardín vertical.

No sólo son patios, también hay rejas y balcones. Aquí el primer premio de balcones 2012. ¡A la rica gitanilla!

 Un patio con 'diseño', una especie de tul colgando entre sus balcones. No digo 'diferente', sino 'raro'.

Tampoco todos son cúmulos y cúmulos de macetas aglomeradas, que tienen su 'qué', no digo que no, pero prefiero algo armónico donde arquitectura y plantas forman un ambiente que transmite lo que creo que debe transmitir un patio, intimidad, sosiego, equilibrio, paz... relax.

El primer premio del año 68. Por aquel entonces incluso las latas servian para plantar geranios. Qué felices se los ve a todos. 

Las principales protagonistas son las gitanillas, luego otros tipos de pelargonios, surfinias, petunias, lobelias, hortensias, fuchsias, frutales (especialmente cítricos), sucus y un larguísimo etc. en el que se incluyen plantas que ni te imaginas encontrar en un clima tan extremo como el de Córdoba.

También es verdad que muchas plantas se veían allí puestas para la ocasión, lo que tampoco es reprochable, sobre todo hortensias de grandes y coloridas inflorescencias (el borrón a rayas con  pinta de guiri del centro es un clavel)

Curiosidades, muchas, como este geranio de tres metros de altura, sin trampa ni cartón, que lo estuve mirando de cerca y son tallos larguísimos anclados con alambre a la pared.

 Por supuesto, también hay lugar para el divertimento y la fiesta en los patios. En este se preparaba un tablao nocturno que no salta un gitano.

 Un precioso recibidor para entrar al patio desde el que se accede a la vivienda.

 Una maravilla. Ya no es sólo la cantidad de plantas o su más o menos lograda disposición, es sobre todo la calidad, lo bien cuidadas que están, lo que denota una arraigada cultura de patio, de jardineador, de mano verde. Le preguntamos a una señora veterana propietaria de un patio sobre la mariposa africana  y nos dijo que sí, que por allí andaba revoloteando continuamente, pero que tratamientos ninguno, el que cae, cae, se sustituye por otro y tan felices. Nos chocó bastante por que es cierto que se veían por todos los patios y no se apreciaban grandes daños, y es evidente que había geranios que se los veía con varios años. En otras zonas, algunos hemos prescindido durante años de los geranios por los estragos de la dichosa mariposita.


Creo que los patios merecen ante todo una entrada gráfica y es lo que he hecho. Algún comentario, por supuesto, pero más vale una imagen que mil palabras.

En breve, espero que podamos ver fotos de los premiados en el facebook de la Asociación de Patios Cordobeses.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Londres y sus jardines

Este verano 2011 mis vacaciones las he pasado en Londres, con mi amiga Pilar, del 6 al 12 de septiembre. Los viajes siempre son las mejores inversiones que uno puede hacer en sí mismo, por que no sólo duran los 7, 15 ó 30 días programados, sino que perduran en el tiempo para siempre, ayudando a completar nuestra cajita de puros.

Martes día 6 de Septiembre. Salimos y pateamos un poco.

Nuestro avión de Easyjet despegaba a las 10:45 de la mañana para realizar un vuelo de 2 horas, pero como allí es una hora menos, llegábamos a Luton a las 12 de la mañana, lo que nos dejaba por delante practicamente todo el día para disfrutarlo. Cogimos un bus de Greenline hacia Victoria Station en el mismo aeropuerto, que nos costó 10 libras, sólo ida, y luego nos enteramos que interesa más cogerlo con return, que son 20 £, por que a la vuelta nos clavaron 16 £. El viaje dura unos 90 minutos, depende del tráfico, así que cuando llegamos a Victoria tomamos el metro hasta Earls Court donde teníamos nuestro hotel (Easy Hotel)






Es un hotel "low cost", es decir, el precio es económico, pero tienes lo justo e indispensable, casi ni eso, por que por no haber, no había ni un armario donde dejar la ropa, ni una estantería, ni una silla. Si quieres que te cambien la tolla, pagas 1 libra, por el mando de la tv, 5 £, y así por cualquier servicio que desees. Menos mal que pedimos una habitación con ventana, por que las demás eran practicamente nichos. El cuarto de baño es literalmente el de un avión, con una pequeñísima ducha en la que apenas cabes si eres grande, y con una cortina mohosa que se te pega inevitablemente cuando estás dentro. Menos mal que sólo lo utilizábamos para dormir, lo que hacíamos bien todos los días por que llegábamos molidos y, eso sí, las camas nuevas y bastante cómodas. El aire acondicionado a tope, supongo que para minimizar el ambiente cargado por que no había ventilación de ningún tipo. Las ventanas, selladas. Nosotros tapamos los agujeros del aire acondicionado para no morir congelados. No lo aconsejo ni lo desaconsejo, es simplemente una opción económica, teniendo en cuenta lo carisimísimo que es Londres.

Una vez acomodados, o mejor dicho, instalados, nos echamos a la calle a recorrer la zona de Cromwell Road, pero se puso a llover torrencialmente y nos metimos en un súper de la cadena Sainsburys, muy frecuentes por allí, y disfrutamos de forma improvisada mientras dejaba de llover.





Es increible la variedad de frutas, verduras, comidas preparadas, carnes, pescados... ¡de todo!. Nos sorprendió realmente por que no estamos habituados a ver en los súper de barrio tantísimas cosas, incluso creo que ni en los más grandes. Enseguida tomamos nota para efectuar nuestras compras y preparar el desayuno o la comida con productos frescos y variados.

Dejó de llover y continuamos con el paseo hasta llegar a Kesington Garden, que nos pillaba como a media hora paseando.

Kesington Gardens



Este parque está justo pegando a Hyde Park, separados practicamente por un río, que no sé si es artificial o de verdad. Al entrar, nos llamó especialmente la atención una construcción en madera negra, rectilínea, sólo con algunas entradas de acceso sin saber muy bien a dónde, así que nos metimos allí a ver qué encontrábamos y no nos arrepentimos, por que fue algo espectacular.







Se trataba del Serpentin Gallery Pavilion 2011 Hortus Conclusus, diseñado por Peter Zumthor, una especie de galeria abierta, de unos 50 m. de larga, y en su interior había una concienzuda selección de plantas imitando una bordura, y a su alrededor bancos para sentarse a relajarse simplemente contemplando esa miscelánea vegetal.

Es un parque muy paseable, con varios caminos conduciendo a diferentes lugares de interés, mucha gente haciendo jogging, otros simplemente deleitándose con esos paréntesis de frescor y colorido que tiene Londres, y otros entreteniéndose en dar de comer a los patos (que cuanto más pan echamos, mejor lo pasamos, como dirian los Ilegales :D).










Fisical Energy, por G.F. Watts


Curiosa estatua dedicada a Peter Pan.

El parque es atravesado por dos ríos, The Long Water y The Serpentine, que en realidad es uno dividido por un puente, y el broche final lo pone el vistoso monumento Albert Memorial

y, como no, el (realmente) imponente The Royal Albert Hall



También hay una fuente dedicada a la Princesa Diana, pero se hacía de noche y no pudimos ver todo. El cielo estaba muy nublado y oscuro, y eran más de las 20:00 h. Teniendo en cuenta el horario, aquí en España serian las 21:00 h., así que anochecer, digamos que anochece al mismo tiempo, pero la luz del sol se cotiza muy cara...

Miércoles día 7 de Septiembre. Natural History Museum y London Eye

Dado que se encuentra situado en Cromwell Road, digamos que lo teníamos a tiro de piedra, como a 20' andando desde el hotel.

El edificio es de por sí impresionante

Fuente: Natural History Museum

La entrada es gratuita por que el gobierno inglés lo subvenciona, y nada más entrar te encuentra con un enorme e impresionante hall en el que aparece la reconstrucción del esqueleto de un diplodocus.





Ya esto te da una idea de que, lo que vas a ver, no es una barraca de feria, sino algo muy relevante. Te puede llevar más de un día verlo, todo depende del interés que le pongas. Nosotros le dedicamos una mañana entera, como unas 4 horas, y se nos escaparon cosas, pero disfrutamos como enanos :D.



Esto era un tronco fosilizado, pero la superficie estaba tan pulida que parecía mármol. Fantástico.
















Colibríes, ballenas, elefantes, dinosaurios, peces, fósiles, esculturas, aquí lo puedes encontrar absolutamente todo lo relacionado con las ciencias naturales y de la historia, mucho bicho disecado, mucho hueso desenterrado, pero también tienes la posibilidad de interactuar y, como no, de comprar en una pedazo de tienda.

Todo genial y divino, fuimos visitando una sala, otra, y otra, hasta perdernos, y al final volvimos al hall principal para subir y tomarnos la consabida foto con el culpable de todo aquello, Darwing.



Seguimos hasta arriba y nos encontramos que, de forma repentina, los accesos a la escalera fueron tomados por personal de seguridad del museo. No sabíamos muy bien qué ocurría, así que nos quedamos allí observando hasta sorprendernos con la toma de posesión del balcón principal que da al hall por unos extraños personajes, con barbas blancas, trajes oscuros, sombreros negros... Era raro, pero curioso, así que nos atrincheramos en un rincón para ver que ocurría y nos quedamos asombrados cuando estos estraños personajes comenzaron a cantar...





Lástima que la calidad del vídeo no sea nada buena por que hubiese merecido la pena verlo y escucharlo decentemente, pero fue todo absolutamente inesperado. El hall es practicamente una catedral y aquellas voces lo llenaron todo como si el tiempo se detuviese. No me ha resultado posible averiguar quienes son por que allí no hubo presentación ni anunciación del evento en ningún sitio y he estado buceando en google tras su pista pero no he tenido éxito alguno, así que me quedaré con la duda de quienes eran aquellos personajes, por el momento. Interpretaron 4 temas en total, uno de ellos bastante simpático por los gestos y expresiones que hacían, todos 'a capella', sin ningún instrumento de acompañamiento.

En el exterior del museo tenian instalado un mariposario al que se accedia por 4 £, y como nos apeteció mucho entrar, lo hicimos.











Fue una experiencia maravillosa. Jamás había estado en un lugar así, por lo que me sentí gratamente impresionado de poder ver todas aquellas mariposas multicolores revoloteando a mi alrededor entre aquella maleza tropical. Es muy gratificante.

Ya por la tarde decidimos acercarnos a Westminster para ver las mejores estampas de Londres desde las alturas del London Eye. La entrada es realmente cara, 18.60 £, pero merece la pena hacerlo al menos una vez. Primaremente te pasan a una sala donde hacen una proyección en 4D. Yo conozco las 3D, pero lo de la cuarta dimensión era totalmente nuevo para mí y me hizo sentir mucha curiosidad. Consiste en una película promocional de la atracción, con las habituales gafas 3D, y entonces empiezas a sentir la cuarta dimensión... Vuelas por las nubes y no sólo las ves pasar cerca de ti, sino que estás en ellas; una niña lanza pompas de jabón y, en este caso, ya no es que alargues la mano para cogerlas, sino que las coges de verdad por que están alli; comienza a llover y te mojas, empieza a nevar y sientes el frío y la nieve te cae en la cara. Muy bien preparado. Luego haces un poquito de cola y te metes en la cabina correspondiente para elevarte a 135 m. de altura.









El funcionamiento es como el de una noria convencional, pero a lo bestia. La gente sube en grupos a las cabinas sin que pare la noria, pero va despacito y no hay peligro. Dar toda una vuelta dura aproximadamente media hora y ves Londres extendiéndose en horizontal hasta el infinito. Muy bonito, de verdad.

Luego dimos una vueltecilla por el Paseo de la Reina, por la orilla del Thámesis, y nos entretuvimos bastante viendo las actuaciones callejeras que hay por allí al aire libre, así como las espléndidas vistas de Westminster.





Y para rematar el día, nada como degustar un hot dog en el Westminster Bridge.



Los puedes comprar en cualquier sitio pero, de verdad, ninguno como el auténtico hot dog que te venden en los puestecillos callejeros del puente, que hay un par de ellos, y cuestan 3 £. Mmmmmm... Delicioso!!!!

Jueves día 8 de septiembre. Kew Gardens.

Dentro de nuestro programa, uno de los destino que teníamos más que claros era este. A Kew Gardens se puede llegar perfectamente en metro, cogiendo la District Line dirección Richmond, penúltima estación. Es un botánico con historia, más de 250 años, y en él puedes subir a la copa de los árboles, escuchar la sabia circulando en su interior o descubrir las plantas más inverosímiles. No hablamos de diseño de jardines, que para eso ya veremos otro, sino de especies y vivencias con el mundo de las plantas.

Lo ideal, si uno no quiere cansarse demasiado, es sacarse un billete para el trenecito que recorre el parque. Cuesta 4 £, pero merece la pena por que va haciendo paradas en los diferentes puntos de interés del parque, así que te bajas donde te apetezca y luego, como pasan cada 10', simplemente esperas al siguiente para que te lleve al próximo punto.



Comenzamos por The Temperate House, un magnífico y enorme edificio de cristal en el que se encuentran plantas subtropicales y mediterráneas principalmente, pero que se está deteriorando mucho y tiene pendiente una fuerte reforma para la que, parece ser, necesitan fondos por que el gobierno no subvenciona para nada estos lugares. Una lástima que algo así se pueda echar a perder. Vimos alguna de sus salas vacías y en obras, lo que indica que algo se está haciendo.





La siguiente parada es la pagoda china y el paisaje japonés.





Creo que la única molestia que tiene este jardín es el contínuo tráfico de aviones que, al estar tan cerca de Heathrow, pasan cada minuto y medio justo por encima de nuestras cabezas con un ruido ensordecedor que molesta mucho. La pagoda, de lejos resulta estética, pero de cerca es un mazacote de ladrillo que, por cierto, también está en muy mal estado y no le vendría mal una manita de pintura. Es increible como cuidan los jardines y otras construcciones se quedan sin mantenimiento, supongo que por falta de personal cualificado y fondos. El jardín Zen es de estilo kaiyu shiki, está muy cuidado y pretende transmitir calma y paz mediante la composición de rocas y arena rastrillada.

Luego visitamos la Cottage de la reina Charlotte, una casita de campo donde gustaba de celebrar picnics los weekends with her family. Daba la impresión de abandonada, pero es que sólo la mantienen activa en el mes de mayo, durante los eventos primaverales. Yo pegué la nariz a los sucios cristales y pude ver que dentro había algunos muebles y otros enseres que no logré identificar. Existe en Reino Unido una asociación que se dedica a proteger y restaurar palacios históricos y, afortunadamente, se ocupó de socorrer esta casita de campo del lamentable estado en el que se encontró hace algún tiempo.



El día estaba algo fresco, pero se podía uno sentar en un banco a comer sin problemas por que no hacía viento ni lluvia, y como nos habíamos llevado de la patria un buen jamón ibérico, nos sentamos ante el lago a hacernos el bocata tranquilamente, hasta que los patos salieron del agua y se acercaron a pedir que compartiésemos las viandas con ellos.



Llegamos a la conclusión de que los patos ingleses no son muy listos por que les dimos a probar jamón y lo escupian. Sólo querian el pan, los muy insulsos.

Seguimos con nuestro paseo hasta el borde del jardín, delimitado por el Támesis.



Seguimos por aquellos verdes, frescos, silenciosos y tranquilos caminos, hasta encontrarnos con el Palacio de Kew, donde residió el rey Jorge III, que padecía una extraña dolencia que le hacía delirar hasta la locura por más tratamientos y perrerias que le hacian.





Es muy bonito, pero si lo quieres visitar, tienes que pagar una entrada aparte (para ayudar a su mantenimiento). Atrás tenía un pequeño jardín con plantas medicinales que inauguró la reina Isabel II. Estuvimos curioseándolo y estaba entretenido.



A lo largo del botánico te vas encontrando con árboles impresionantes, como esta Araucaria araucana, conocida como "el rompecabezas de los monos" por que sus hojas puntiagudas les impide escalar por sus ramas.




Llegamos al siguiente invernadero, el de la Princesa de Wales, más moderno que el anterior. Consta de 7 salas, cada una de ellas representando una climatología, desde árida a tropical. Apreciación personal: La árida, llena de cactus y crasas, estaba decorada con motivos mexicanos y daban ganas de gritar cuando entrabas, no por que fueran mexicanos, sino por que parecian sacados de un mercadillo chino.






A continuación te encuentras con la rocalla, que a mí me parece preciosa, aunque no estaba en su mejor momento, con todas esas plantitas cuidadosamente seleccionadas y ubicadas


(un trocito de esta saxifraga se me pegó en un dedo y no me di cuenta hasta que llegué a mi casa, y ahí la tengo, intentando que eche alguna raicilla)





Nos llamó mucho la atención la colección de gramíneas que hay justo a la entrada de la Casa del Duque. De verdad, se pueden hacer auténticas maravillas con la inmensa variedad de gramíneas que existe.




Nos quedaban por ver todavía unas cuantas cosas, pero cuando miramos el reloj y vimos que eran las 18:15, aceleramos el paso, más que nada para no quedarnos encerrados, ya que cierran a las 18:00, pero cuando llegamos a la salida, pues sí, el jardín había cerrado sus puertas con nosotros dentro, jeje. Menos mal que el portero está acostumbrado y apareció a los 10 minutos, nos dio una colleja y nos dejó salir, pero se nos quedó sin ver la casa de las palmeras y la pasarela. Que rabia.

Viernes 9 de septiembre. Tour londinense

El viernes ya teníamos previsto hacer este tour con Sandemans New Europe, una compañia turística que se dedica a realizar tours en distintas ciudades europeas, algunos de ellos gratuitos, como este que seleccionamos nosotros y que parte de la plaza de Waterloo a las 11:00. Una vez seleccionados los grupos con su correspondientes guias, bajamos por Green Park hasta Buckinham, sólo para verlo y conocerlo un poco por que el cambio de guardia sólo se hace en sábados. La verdad es que cuando lo has visto una vez, tampoco te apetece verlo más por que es un coñazo, pero Natalie, la guia, nos contó cómo el rey Jorge III se lo arrebató, practicamente, al Duque de Buckinham. Vamos, que llegó, le gustó, le hizo una oferta y le obligó a vendérselo por que sí.



Bajamos por Pall Street, donde los gentlemans tienen sus selectos clubes, sólo para hombres... hasta que Margaret Thacher se convirtió en la Primera Ministra y adquirió el derecho a entrar en estos clubes donde la lista de espera para hacerse socio puede durar hasta 10 años, por muchas perras que tengas.



Y llegamos a Trafalgar Square, con sus palomas, sus leones, sus fuentes, sus turistas...




Retrocedemos un poco y bajamos hasta la plaza de la Guardia Real, junto a Downing Street. En el nº 10 de esta calle es donde vive el primer ministro y está cerrada por sus dos extremos. Siempre estuvo abierta, hasta la legislatura de Margaret Thacher, quien decidió cerrarla con puertas de hierro por las numerosas manifestaciones que se montaban frente a la entrada de su casa. De ahí el apodo sarcástico de "Dama de hierro" con el que se quedó.



Otro empujoncito y llegamos a Westminster, donde finaliza la excursión.





Dura aproximadamente 2 horas y media y se pasan volando por que todo resulta tan primario como entretenido. Como decía, esta excursión es gratuita, pero al terminar se le da a la guia una propina "voluntaria", proporcional a lo que te haya gustado la visita. Nosotros le dimos 15 £ por que la chica se lo curró.

Estábamos justo a tiro de piedra de St. James Park, por lo que enfilamos para allá a ver qué nos transmitia este parque. En su extremo, la casita del cuidador de aves, monísima y muy bien cuidada, con su jardín, su huerto, sus ardillas y sus patos:



Las borduras del parque están muy bien diseñadas y mantenidas, incluso con plantas perecederas en invierno. Allí no reparan en gastos para tenerlo todo a gusto del contribuyente, con su río, sus islas para los patos, su puente para cruzar de un lado a otro y, como no, sus hamacas para relajarse.







Es quizás el parque más céntrico, de ahí que esté tan bien cuidado, muy transitado por turistas y londinenses, con amplias praderas y enormes arriates de flores, todo impoluto y muy agradable por que la gente, en cuanto sale un rayo de sol, aprovecha para disfrutar allí descansando, jugando con el perro, comiendo el sandwich o paseando.

Por la tarde nos fuimos hasta Candem Town. ¡Genial!.















Candem es superdivertido. Allí puedes comprar ropa inverosímil a buenos precios, cacharros de todo tipo, comer decentemente por 4 £ y deleitarte con las pintas de la gente y su mezcolanza racial.

Ya era tarde, pero teníamos muy cerquita Regents Park y no quisimos dejar de pasearlo, rapidamente por que cerraban a las 20:00 h. y apenas nos quedaba media hora, pero apretamos el paso y pudimos verlo, no con la profundidad que nos hubiese gustado, pero Candem nos atrajo más de lo que pensábamos y el horario es el horario.



En el parque hay muchas instalaciones para hacer deportes, fútbol, rugby, jogging, pero también hay lugar para los amantes del jardín en sus 166 hectáreas y una preciosa rosaleda con más de 400 variedades, pero no la investigamos por que, como digo, no había tiempo y me habían adelantado que no merecía la pena. En el centro hay una "isla" con un jardín japonés muy chulo, con su cascada, su puente y sus rocas, pero la falta de luz nos impidió sacar fotos decentes. Viendo la cantidad de cisnes, patos, fochas, pollas de agua y otras aves acuáticas, comentaba con Pilar cómo lo harían para mantener las poblaciones de aquellos animales sin que se disparasen en medio de aquellas perfectas condiciones en las que viven como auténticos reyes. La respuesta nos llegó en pocos minutos cuando, atravesando un prado para ver el teatro al aire libre que allí hay, un zorro cruzó a escasos metros de nosotros sin inmutarse, como si tal cosa, buscando la cena para ese día o, mejor dicho, decidiendo el esquisito y gratuito bocado que llevarse a la boca con un mínimo esfuerzo.

Sábado día 10 de Septiembre. Un intento fallido

La excursión de hoy es, con creces, la más esperada, por que se trata de visitar Wisley Garden. Según la información que obtuvimos por internet, debíamos coger la District Line hasta Wibeldon y allí un tren de National Rails hasta Woking, donde sale un autobús fletado por la Royal Horticulture Society y gratuito hasta estos jardines que se encuentran a escasas 5 millas, además Pilar estuvo anteriormente y verificó que es ese procedure de transporte el que siguió. Llegamos hasta Woking sin problemas, pero allí no encontrábamos el autobús por ningún sitio. Preguntamos a un conductor de autobuses, a una transeunte, a unos taxistas, al señor que pone las multas, al jefe de la oficina de información de la estación de tren, y todos coincidian en lo mismo, que no, que allí no había ningún autobús a Wisley. Dimos vueltas cruzando a uno y otro lado de la estación pero no nos quedó otra más que desistir por que allí les sonaba a todo el mundo a chino y nadie nos podía informar. Finalmente, una vigilante del tren nos comentó algo de que le sonaban autobuses de lunes a viernes, pero nos extrañó que nadie más nos lo hubiese dicho. Creo que nunca sabremos realmente lo que ocurre en Woking, aunque después he podido ver que lo del bus de la Royal ya no existe, pero estaba claro que ya era más de mediodía y no podíamos hacer más, por lo que cogimos el tren de vuelta y aprovechamos a dar una vueltecilla por la zona de The Tower, que no entraba en nuestros planes, pero que nunca está de más y siempre tiene ambientillo.









Este detalle nos pareció especialmente curioso :-) Había un puestecillo de comida en el que ponía "Chorizo Sandwich", y allí estaban asando choricillos y metiéndolos en pan. Lo más gracioso es que después, la gente lo regaba abundantemente con ketchup y mayonesa.



Pensábamos que, dado que los planes no nos habian salido bien a la primera, nos íbamos a tomar el día relajadamente, pero lo cierto es que al final nos dimos otra paliza yendo de un sitio a otro. La vida del turista, que ya se sabe lo sufrida y dura que es.

Domingo día 11. Wisley Garden.

Por supuesto que no pensábamos desistir de nuestro empeño, así que nos enchufamos a internet (1 £ por 20') y encontramos otra alternativa: de nuevo el metro a Wimbeldon, de allí enlazar con un tren hasta Kingston donde coger un bus de línea regular (el 515, de Kingston a Guildford, 515A si es domingo) hasta Wisley. Una vez en Wimbledon, vamos a sacar el billete a Kingston y nos dicen que no, que los domingos no hay trenes hasta allí y que la única alternativa es un autobús... Yo ya estaba desesperado, pero Pilar me dijo "El mundo es de quienes perseveran y lo intentan", así que nos pusimos a buscar el bus y no cejar en nuestro empeño. Tardamos tres horas (!), pero al final lo conseguimos.



La entrada es muy vistosa y, además, a mí me dio la sensación de acogedora, recibiéndote con algo de suntuosismo no pretencioso para que te lleves una primera impresión muy agradable, y creo que el efecto está muy bien logrado, por que no da la sensación de abandono, ves a mucha gente circulando de un lado a otro y te cosquillea esa misma sensación que cuando entras a un parque temático, eso de "aquí hay turrón".






Nuestro recorrido comenzó por la rocalla, espectacular, enorme, con su preciosa cascada y todas sus plantas colocadas a conciencia.



Tsuga Candensis 'pendula'






Gunnera Manicata


Había una exposición de esculturas chulísimas repartidas por todo el jardín, muy bien integradas, y te daban un catálogo por si querías ir viendo los precios (entre 275 y 7.000 £):





Luego de explayarnos en la rocaya, seguimos por un camino para encontrarnos con The Glasshouse, un pabellón invernadero acristalado donde están las especies tropicales



Coincidió que hacían un concurso-exposición de composiciones florales.


Pasiflora


Hibiscus rosa sinensis


Zona de pinchos


Lo cierto es que este invernadero no ofrece nada especial que no hayamos visto antes, pero hay que verlo.

Más curioso nos resultó la zona de frutales, llena de muchísimas variedades de manzanos, membrillos, cerezos, perales, frutos del bosque, etc. Muy apetitosos.



Había un montón de carteles que prohibian coger la fruta, por que estaba a disposición del público en la tienda, por supuesto, pero se veía algún que otro desvergonzado cogiéndola sin pudor. Indignante. Serían guiris que no entendian inglés.



A Wisley vas a ver principalmente diseño de jardín, y no falta una sección dedicada a las posibilidades de diseñor un pequeño jardín habitual en las casas inglesas y ahora también en las españolas. Estaban como, no voy a decir abandonados, pero quizás si un poquito descuidados, lo que es una lástima por que ésta puede resultar una sección muy interesante.







Impresionantes los espacios abiertos




Y también los cerrados




Pero lo más sensacional es, sin duda, el enorme paseo central, recto, con multicolores y amplias borduras a sus lados.



Enormes macizos de rudbekias


Echinaceas


Phlox


Como no, los penstemons, que alucinamos con la cantidad de variedades que encontramos. En España también se dan genial y es una planta muy resitente y vistosa, pero vemos pocos.


Y las fuchsias, todas variedades catalogadas como 'hardys', aunque no termino de creérmelo demasiado, pero allí estaban.

F. 'Lady Bacon'


Una preciosa combinación con flores en tonos blancos y rosáceos


Otra en amarillos y azules


Existe una zona dedicada a la producción propia y la puedes visitar. Incluso en domingo, tenían allí a un par de curritos para la foto.


En ese momento, lo que había eran dalias.


La rosaleda es casi una obligación, pero me la esperaba más grande y espectacular, aunque, claro, teniendo en cuenta que es septiembre, tampoco se puede pedir demasiado. Algunos reflorecientes le daban colorido y poco más. Andubimos metiendo la nariz en todas las rosas que pudimos, más que nada para captar sus aromas, pero la verdad es que no resultaban intensos, no sé, quizás fuese que no eran cultivares aromáticos o aquello de que nosotros, en España, estamos acostumbrados a plantas con olores más intensos por nuestra exposición privilegiadamente soleada. Tampoco nos fijamos en si estaban ordenadas por colecciones, pero lo cierto es que en los carteles no vimos obtentores, sólo el nombre del cultivar. Confieso que ya era tarde y tampoco nos dio tiempo a dedicarle demasiada atención.





Dejamos el mercadillo para el final. Puedes encontrar una infinidad de plantas increible a unos precios aceptables, como en otras ferias a las que he asistido, también mobiliario para jardín, complementos de jardinería, herramientas, etc.





Este puesto nos llamó especialmente la atención. Lo llamaban "Jardines Mediterráneos", yo no sé si por que cuando vienen aquí de vacaciones no se mueven de Fuerteventura o por que realmente nos confunden con México...


Cuando era casi la hora de cerrar, los puestos saldaban sus plantas y había tortas para llevárselas. Me habría encantado hurgar, pero no era posibleeeeee!!!!! NONONONONO :(




El caso es que sólo con el mercadillo te puedes pasar toda una mañana dando vueltas y curioseando, pero nos tuvimos que conformar con una sola vuelta y rapidito, sin comprar nada, que el tiempo apremiaba y en la maletita no nos cabía ni un esqueje. El jardín cierra a las 18:00 h, por lo que a las 17:30 nos salimos para enredar un rato en la tienda y comprar algún souvenir, cosa que no fue posible por que cerraban a las 17:00. Lástima. De nuevo a la carretera a esperar nuestro bus y de vuelta al hotel. Otro día agotador pero muy satisfactorio.

Lunes día 12 de Septiembre. Fin del viaje.

A las 10:00 h. dejábamos el hotel y, como el avión no salía hasta las 18:45, aprovechamos para darnos una vueltecilla por los Harrods.





Todo chulísimo pero carísimo, así que nos cogimos nuestro bus y de vuelta a Luton para regresar a casa.



EPÍLOGO

Llevábamos un planning hecho y lo hemos cumplido todo bastante bien. El viaje ha sido 'low cost' en todos los sentidos, pero no por ello menos atractivo, por que hemos hecho un montón de cosas y todo nos ha salido genial.

Para dos personas:

Vuelo de ida y vuelta: 202,10 €
Hotel, 6 noches: 505,11 €
Gastos diversos (comidas, transportes, cervecitas y demás): 920 €

Y ahora, después de estas estupendas vacaciones, como no, a apretarse el cinturón, si es que logro llegar al primer buherito.