lunes, 31 de agosto de 2009

Adelfa, una buena elección

Hacía tiempo que me apetecía hablar sobre las adelfas, baladres, dafnes y hoy me he decidido. Son plantas hermosas, agradecidas, duras y versátiles, un todo terreno en cualquiera de nuestros jardines y, sin embargo, siendo tan populares, apenas las tratamos y apenas nos preocupan. Yo pienso que, precisamente por eso, por lo extendidas que están por toda la zona mediterránea, aquí las consideramos algo así como mobiliario urbano y no les prestamos la atención que se merecen. Al parecer su nombre científico (Nerium Oleander) le viene dado del griego “Nereus” (Dios del mar, padre de las nereidas) por su preferencia a desarrollarse en lugares húmedos, sin embargo todos los que vivimos en la zona mediterránea estamos acostumbrados a verlas en las medianas y cunetas de carreteras y rotondas, donde se utilizan mucho precisamente por que su demanda de agua es mínima y se conforman con la poca que cae del cielo y aguantan todo el sol y heladas que las eches, pero siempre se mantienen de forma robusta y muy floridas durante todo el verano. Tampoco son exigentes con los abonados. Entonces ¿por qué no las utilizamos más en la composición de nuestros jardines mediterráneos?. Y no me refiero a tenerlas físicamente presentes, que son muy socorridas y siempre están en los jardines municipales haciendo bulto, sino sacándoles todo el potencial que realmente poseen.

No quiero hablar de tecnicismos, que esos nos resultarán fácil de encontrar en internet, sino que persigo mejorar su fama de “planta vulgar” y hacer que todos la queramos más y mejor, que no valga sólo para cubrir espacios inertes, así que voy a dedicarme a comentar lo que considero más nos pueda interesar.

Normalmente crece como arbusto entre 2 y 4 m. de altura, pero también es fácil verlas en forma de arbolito o utilizada como seto.

¿Cómo formar un arbolito de adelfa?

Lo mejor es partir de un ejemplar jóven, a ser posible con un único tallo, pero también es posible elegir una con más de un tallo y seleccionar el que más nos convenga como futuro tronco de nuestra adelfa – árbol, por lo que bastará con cortar los demás y entutorar el agraciado para evitar que se nos tronche. Lo ideal es que el primer año lo tengamos en una maceta y podamos resguardarlo de posibles heladas, que ya para el próximo lo pasaremos a suelo o macetón para que dé un buen estirón.



No es preciso quitarle las hojas que tenga por que se caerán cuando sea oportuno, pero sí hemos de ocuparnos de cortar posibles ramificaciones que surjan y dejar sólo un ápice. Este ápice irá creciendo e irá desarrollando nuevas ramitas que iremos cortando a medida que salgan, dejando siempre una que seguirá creciendo y dando altura a nuestro futuro árbol y mantendremos siempre debidamente atado al tutor para su desarrollo vertical. De momento, nos olvidamos de las flores, que ya las disfrutaremos más adelante. Durante este proceso, por tanto, nos interesará mucho proporcionarle a nuestra adelfa un abono rico en nitrógeno.

Teniendo en cuenta que podemos conseguir un árbol cuya copa llegará posiblemente a superar los 4 metros de altura, conviene considerarlo para dejar que nuestro tallo crezca como mucho un par de metros, así conseguiremos que cuando haya alcanzado su desarrollo completo se presente de forma proporcionada. Personalmente, prefiero que no excedan los 1,5 m., aunque he visto por ahí algunos de tamaño considerable.

Una vez que tenemos la altura deseada, bastará con dejar que las ramificaciones superiores se desarrollen libremente y empiecen a formar la copa. Admite podas, como en su forma de arbusto e incluso serán necesarias a medida que vaya adquiriendo tamaño.

¿Cuánto tiempo nos llevará tener nuestro adelfa / arbolito? Pues en unos 3 años, aproximadamente, lo tendremos debidamente formado, aunque aún tardará un poco más en estar completamente desarrollado y lleno de flores.


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¿Y un seto?

Esto lleva mucho menos trabajo. Bastará con plantar adelfas a una distancia de 1,5 m. y en un par de años prácticamente tendremos un seto compacto y bien formado. El seto de adelfas ocupará bastante espacio en profundidad, así que no es recomendable para jardines pequeños y tampoco para aquellos que deseen un seto-pared en vertical, pues hay que dejarlo crecer libremente durante todo el verano para que florezca, podándolo sólo después de la floración o a finales del invierno, dependiendo de la zona geográfica, para mantenerlo en óptimas condiciones. Su gran ventaja es que es perennifolia, así que podemos disfrutar de la intimidad que nos proporciona esta condición durante todo el año y además llenará de colorido nuestro jardín durante todo el verano. ¿Habéis visto un seto de adelfas blancas en pleno mes de Agosto (Mediterráneo)?. Pues creedme si os digo que es un auténtico espectáculo.


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Macetas

La adelfa es una planta con un sistema radicular muy desarrollado y sus raíces aprovechan bien el poco agua de que dispongan, de ahí que sean ideales para zonas de sequía. En una maceta no pueden desarrollar debidamente por este motivo pero, como ya he dicho que es una planta muy versátil, tenemos la variedad enana (dwarf), ideal para contenedor, así que cualquiera podrá disfrutar de su adelfa en la terraza o en el patio.

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Variedades de adelfa

Está la simple y la doble, la blanca, la rosa, la salmón, la beige… (jajaja). Eso creemos muchos pero, ¿Qué pensaríais si os digo que existen cientos de variedades, incluyendo las enanas?.

A continuación os enseño sólo algunas para que os hagáis una idea:

Mrs. Kelso




Petite pink dwarf





Si queréis ver más, podés visitar la página de la International Oleander Society., que es de donde yo he sacado estas fotos.

Vulnerabilidades

Muy propensa al pulgón y a la cochinilla, pero en general bastante resistente. También padece enfermedades como tuberculosis o negrilla. En general, podemos asegurar que es una planta vigorosa, robusta y bastante resistente.

Toxicidad

Quizás el único de sus contras, pero es conveniente saber que contiene alcaloides, aceites etéreos y sustancias resinosas que la convierten en una planta muy venenosa y puede provocar la muerte si se ingieren sus hojas o tallos, así pues, que a nadie se le ocurra prepararlas en ensalada. He leído que, incluso las mieles que las abejas producen de esta planta, pueden llegar a ser tóxicas y otras cuantas anécdotas y supersticiones más derivadas de esta nefasta cualidad.

Sin embargo se ha utilizado para combatir resfriados y contra algunas enfermedades de tipo infeccioso como la sarna.

martes, 11 de agosto de 2009

La barbacoa

Se entiende por barbacoa un utensilio en el que cocinamos en el exterior de nuestra vivienda, ya sea de carbón, gas o eléctrica, pero en realidad es todo un concepto y va más allá del mero aparato para convertirse en un auténtico acontecimiento social, absolutamente informal y alejado de cualquier etiqueta, donde pueden colaborar todos los comensales, elegir lo que a cada cual le guste disfrutando del buen tiempo y de forma muy distendida. Por todo esto, como la barbacoa se ha convertido en parte de nuestra cultura, ya que aunque no tengas jardín o terraza siempre conoces a alguien que la tiene y te invita, me parece apropiado profundizar en este ritual y dedicarle una parte de mi espacio.

Si la barbacoa es eléctrica o de gas, podremos controlar fácilmente el calor que necesitemos, pero si es de carbón, que es como tienen que ser las auténticas barbacoas, la cosa se complica un poco. No pasa nada y todo tiene solución, primero por que estos aparatos suelen venir con la opción de colocar la bandeja a diferentes alturas y además, algo importante, siempre podemos poner a un lado el exceso de carbón (es imprescindible disponer de una vara metálica para este menester) y controlar también de esta manera por zonas de calor nuestra barbacoa. No se hace igual una loncha de panceta que un chorizo

Barbacoa abierta, fácil para manipular sobre ella. Fuente



Indispensable: una barbacoa, carnes, pescados o verduras para cocinar, buena música para crear ambiente y, como no, amigos con quien compartirla. Para empezar, barbacoas hay mil tipos, pero yo diría que se prescinda de aquellas que tienen chimenea por que, son muy bonitas, pero incómodas a la hora de manejarse sobre ella y luego también hay que considerar la iluminación por que en las reuniones nocturnas necesitaremos buena visión para vigilar nuestras viandas. Lo digo por propia experiencia. También es importante saber que la barbacoa no consiste sólo en echar trozos de carne sobre una rejilla caliente, sino que hay un montón de platos auxiliares para enriquecerla y, por supuesto, muchas recetas y sistemas para cocinar en ellas.



Platos auxiliares: Si ponemos unos entrantes, frutos secos sin ir más lejos, la gente va picoteando y se entretiene hasta que empiezan a salir las chichas. Tampoco demasiados, que no queremos quitar el apetito a nadie y todos tienen que llegar hasta el final con ganas de probar de todo, así que bastarán unas socorridas patatas fritas, unos panchitos o almendras y unas aceitunas. Suficiente. Las ensaladas son indispensables para acompañar a las carnes. Dependiendo de la cantidad de personal prepararemos 1 ó más ensaladas. Yo recomiendo que a partir de 4 personas, hagamos dos diferentes. Por ejemplo, la ensalada convencional de lechuga, tomate, cebolla, etc., fija y siempre como primera opción, y después una distinta, diferente, más creativa pero no demasiado sofisticada. Ya veremos algún día cómo hacer ensaladas que vayan bien en las barbacoas, pero ésto ya sabe todo el mundo que va un poco con la fantasía de cada cual.

Ya tenemos el acompañamiento y ahora nos faltan los platos principales. La barbacoa tiene muchos secretos y uno de ellos es las salsas, que darán ese toque "barbiquiu” a nuestras carnes. Podemos comprarlas en el súper ya preparadas, incluso comprar la carne ya aliñada, pero no tendremos el mismo éxito. Recomiendo esta salsa:

Salsa barbacoa:
Sal
Pimienta
Comino
Hinojo
Laurel
Tomillo
Ajos
2 cucharadas de miel
Aceite de oliva
Vinagre
Tomate ketchup

En un mortero, mezclamos dos cucharadas de sal, una de pimienta y media de comino. Picamos un par de ramitas de hinojo, dos hojas de laurel, dos ramitas de tomillo y los ajos. No tiene que quedar muy fino, que nos interesa que se vea que la salsa es casera. Todo lo mezclamos en una fuente. La miel la rebajamos previamente con un poquito de agua y 1 minuto en el microondas y a la fuente junto con un buen chorro de aceite de oliva y otro de vinagre (ojo con el vinagre, que los hay suaves y fuertes y es un sabor que anula mucho los demás) y un bote entero de ketchup. Todo se mezcla bien y tenemos la salsa preparada.

Esta salsa irá bien con todas las carnes. Vamos a ver como hacer algunas:

Pollo:
Podemos utilizar cuartos, alitas o pollos enteros, en cuyo caso lo abrimos por la mitad (previamente limpio), sin miedo, sintiendo como los huesos del esqueleto se abren y no pueda cerrarse. Lo metemos en la fuente donde tenemos la salsa y lo embadurnamos con las manos en profundidad, por todos los sitios para que coja bien todos los sabores. Según está en la fuente, lo metemos al horno a 180º durante 1 hora. Cuando esté lo sacamos y lo ponemos en la barbacoa dándole vuelta por un lado y por otro hasta que la piel esté bien hecha. Parece que se ennegrece, pero es por la salsita. Simplemente, con un tenedor, la abrimos un poquito y comprobamos que sigue flexible y la carne blanca. Esto nos indica que no se ha tostado más de la cuenta. En unos 45 minutos estará terminado de hacer. Si lo que tenemos son alitas, no hace falta hornearlas antes. Bastará con embadurnarlas bien de nuestro mejunje y a la parrilla. Tardan un poco en hacerse, pero se hacen bien. Si son cuartos traseros, entonces los damos unos cortes transversarles para que la salsa penetre bien y los metemos al horno como si fuese un pollo entero.




Ahora nos encontramos con que en la fuente donde lo hemos horneado previamente, hay un montón de salsa llena de sustancias y grasas que alimentan sólo con su olor. ¿Qué hacemos con ella?. Pues vamos a por las costillas:

Costillas de cerdo:
Las costillas de cerdo gustan a todo el mundo peeeeero, siempre que estén tiernas y jugosas. Vamos a hacer un truqui: nos olvidamos de las costillitas que venden sueltas en bandeja y buscamos un costillar tan hermoso como creamos que seremos capaces de comernos. Lo hervimos durante una hora y después se seca muy bien.



Lo metemos dentro de nuestra fuente en la que tenemos el sobrante con la rica y aromática salsa con los jugos del pollo y lo damos unas vueltas para que se reboce bien por todos sitios y directas a la parrilla. Aconsejo fuego medio y a una altura más bien baja, por que ya están casi hechas por dentro y nos interesa que se pongan bien crujientes por fuera. Como en 15' estarán listas para dar la vuelta, momento que aprovechamos para untar otro poquito de salsa por la parte ya hecha para que no se nos sequen, aunque siempre es conveniente ir añadiendo con una cuchara un poquito por encima para que esté más jugosa. En 10 minutos más, estará preparado el costillar. Los tiempos siempre son orientativos y dependerán del tamaño de la pieza y la viveza del fuego, así que tendremos que ir vigilando muy de cerca que no se nos queme. Es uno de los encantos barbacoiles.

Siempre podemos colar la salsa sobrante y ponerla en una salsera por si alguien se quiere servir más, que aquí vale casi todo el guarreo.



Otras carnes:
La panceta. Nada de salsas ni aliños, tan sólo un pellizco de sal gorda y a la parrilla. Es lo que menos se tarda en hacer, así que no está mal para empezar con ellas e ir matando el gusanillo de los comensales. Si alguien coge el ketchup para rociarla, le dais con el mango de las pinzas de barbacoa en las manos. La panceta se come sólo con un trocito de pan.

Chorizos y morcillas. Van muy bien los choricillos pequeños de ristra, que sólo hay que pincharlos y directos a la parrilla. Las morcillas, mejor de cebollas, que salen muy jugosas y ricas. Se pinchan también y tampoco admiten salsas.

Cordero: Si hacemos chuletitas, ojo que rápido se quedan secas. Son tan sabrosas que es una pena rebozarlas en la salsa barbacoa, así que mejor hacerlas sólo con un poco de sal gorda y después, si alguien quiere mojarlas un poquito en nuestra salsa, les dejamos. Una pierna, por ejemplo, se le dan unos buenos cortes y seguimos el mismo sistema que con el pollo: primero se unta bien en la salsa y un ratito al horno. Salen muy ricas, aunque personalmente las prefiero fritas.

Verduras:
No a todo el mundo le gusta comer carnuza y más carnuza, de ahí lo de acompañar siempre con otros platos. Uno muy oportuno y ligero es la verdura a la barbacoa. Podemos coger una cebolla y darle un par de cortes en cruz por su ápice, llegando hasta el centro. Se abre un poquito y se le añade una pizca de sal, otra de pimienta y una cucharadita de mantequilla. Le ponemos también un chorreón de esa salsa que habíamos preparado y la envolvemos en papel albal. Directa a las ascuas.

Unas rodajas de berengena, otras de calabacín, unos tomatitos cherri(lo que se os ocurra),una ramita de romero, un poco de sal y un chorrito de aceite, todo ello metido en un sobre de papel albal previamente preparado, que cerramos y metemos también directamente en las ascuas.

Una patata medio abierta con un poco de sal y mantequilla, envuelta en papel albal y también a las ascuas.

Sólo hay que vigilar que las verduras no se nos olviden y se quemen.

Lo dicho, que todo el mundo se anime a hacer barbacoas por que son una manera ideal de sociabilizar y de poner nuestra improvisación a prueba. Otro día que me sienta inspirado, vemos más recetas y seguimos reflexionando sobre cómo llegar a ser un/a buen barbiquiu-man/woman. Que aproveche.

viernes, 19 de junio de 2009

Libros

Se pueden recomendar libros por razones subjetivas, cuando uno lo lee, le gusta y habla de él a sus conocidos, y también por razones obvias de mercado, los que se denominan superventas o Best sellers. Ayer, sin ir más lejos, salía al mercado de las librerias la tercera parte de la saga Millennium con el título 'La Reina en el Palacio de las Corrientes de Aire' y ha causado un nuevo record con 500.000 ejs. publicados en España en su primera edición y ya en marcha la segunda. Para que os hagáis una idea, la tirada media de una primera edición en España está en 3.000 ejs., por lo que una cuota de este tipo es algo poco usual. Hemos de deducir, por consiguiente, que, al margen de la campaña de marketting que se haya hecho, el libro tiene su aceptación y es recomendable aún sin haberlo leído.

Yo, sin embargo, quiero recomendar algo que, con un lanzamiento publicitario modesto, está consiguiendo ser un buen producto, muy vendido y aceptado por el público y con una larga temporada en el mercado. Hablo de la autora Camilla Läckberg, una escandinava que en su tierra viene causando sensación años atrás y ahora, recientemente, se está introduciendo con fuerza en el mercado del resto de Europa.



Su saga de novela negra comienza con La Princesa de Hielo, para seguir con Los Gritos del Pasado y cumplimetar la trilogía con Las Hijas del Frío. La verdad que no tiene nada que ver con la clásica novela negra americana y el entorno en que se desarrollan sus argumentos es el de los de los paises escandinavos, de costumbres y gustos tan distintos a los nuestros, por lo que es posible encontrar en ellos cierto toque exótico para nosotros, que pensamos en aquellas gentes como seres fríos y oscuros, al igual que su clima, y nos damos cuenta de que en realidad sus vidas transcurren practicamente igual que las nuestras. Conjuga una fuerte dosis de sensibilidad en sus personajes, quizás demasiados, para mi gusto, pero cada uno de ellos con una personalidad suficientemente marcada y con cargas de problemas cotidianos que a todos nos resultan familiares. Creo, y esto es otra opinión personal, que su estilo de dar caracter a los personajes es bastante femenino y aporta más rasgos humanos a mujeres que a hombres, pero, aún así, logra buenos resultados a la hora de dar vida a sus novelas.

En realidad, cada uno de los libros trata un caso diferente, pero existen personajes comunes y, a medida que los vas conociendo, también te embarcas en sus alegrias y temores diarios. Consigue mantener el suspense de una manera sencilla y atractiva, por lo que sus libros tienen ese magnetismo que te engancha desde la primera página y apenas engorda con paja. Hay capítulos en los que crees que estás leyendo algo sin sentido, pero poco a poco todo va encajando y te sumerge en su propósito, el de mantener constante el interés. Buena lectura para llevarse a la playa.

Se pueden encontrar en Maeva, una editorial con un fondo bastante completito incluyendo autores como Jane M. Auel y su maravillosa y prolífica saga Los Hijos de la Tierra, Frank McCourt, el de Las Cenizas de Ángela (nunca leer si estás un poco bajo de ánimos), o Toti Martínez de Lezea, una novelista de historia con cosas bastante interesantes, como La Abadesa (otra lectura facilita y muy, muy interesante)

Simplemente me parece oportuno hablar de lectura, buena lectura, y recomendarla en estos tiempos en los que ir al cine supone practicamente el mismo gasto que comprar un libro, con la ventaja de que el libro nos dura más y se lo podemos pasar a nuestros conocidos y familiares. Leamos, pues.

domingo, 26 de abril de 2009

Iturrarán 2009

Para los aficionados a las plantas, sobre todo a las de colección, se celebra anualmente una feria única en España, no por su magnitud, ya que se trata de un encuentro modesto, pero con una excelente infraestructura y organización (autocares que te recogen en Aia, Orio y Zarautz para llevarte gratuitamente hasta el parque, servicio de recogida de plantas y entrega en el destino que indiques, zona de recreo, etc.): La Feria de Plantas de Colección de Iturrarán, en AIA, muy cerquita de Zarauzt.

Acuden viveristas principalmente franceses, algo que no termino de entender, dado que en España existen grandes productores de camelias, rosas, horticultura, exóticas y otras muchas especies, pero los que allí acuden son un 50% aproximadamente del país vecino (de los 49 presentados este año). No me parece en absoluto inapropiado, ya que traen excelentes colecciones, sólo algo curioso y que no acierto a comprender. Tampoco me preocupa. Sé que es punto de reunión de varios amigos que compartimos la afición y nos hacemos el propósito de vernos una vez al año en este fantástico lugar.

La climatología no es fácil que siempre acompañe, de hecho este año ha llovido sin parar, pero eso no ha impedido que los aficionados faltásemos a nuestra cita, aunque es cierto que hemos echado en falta a más de un asiduo.




Se pueden encontrar prácticamente todas las especies que uno desee, desde las más convencionales a las más exóticas. Personalmente me interesan las fuchsias, por lo que he podido gozar durante unos buenos ratos en el puesto de Guillot (de espaldas con sombrero):



Traía una buena colección de híbridos rústicos, botánicas y magellanicas.

Fuji San


Rohee new milenium


Pero también hemos podido disfrutar en los puestos de otros expositores:

Bonsáis:


Suculentas y catáceas:


Especies australianas


Arbustivas


Peonías:


Cítricos:


Huerto:


Es agradable acercarse un fin de semana y disfrutar de todo lo que la feria y el jardín botánico de Iturrarán puede ofrecernos, lleno de preciosos magnolios, rododendros, acers, robles, prunus, ceanothus...



Y como no, siempre amenizados por un grupo de niños músicos interpretando folklore vasco por toda la feria, arriba y abajo durante todo el día. Muy majetes:



Y a la hora en la que el estómago pide que se acuerden de él, podemos degustar un talo recién hechito y a un precio económico, 4,00 €, más 1,15 € de la cervecita.



Es una forma muy agradable de pasar un fin de semana, teniendo en cuenta que saludarás a gente que aprecias y ves una vez al año y que todos comparten contigo la afición por las plantas. Cierto es que siempre puedes acceder a éstas y más a través de catálogos electrónicos por internet, pero aquí tienes la gran ventaja de que el fotoshop no te va a desengañar por que lo que te llevas, lo ves in situ. Eso sí, los precios este año me han parecido DESORBITADOS: Una fuchsia o un pelargonio de la temporada, enraizado y con unos 15 cms. de altura, 7,00 €. Quizás sea la única razón que me ha desmotivado un poco.

Y por último, siempre queda tiempo para darse un paseo por los alrededores, ya sea en San Sebastián, Orio, Zarautz...



Fotos del Parque de Iturrarán cedidas por Iolanda:







Gracias, Yoli.

lunes, 30 de marzo de 2009

La niña del lazo rojo



Es curioso como algunas situaciones, que aparentemente no trascienden más allá de lo anecdótico, se pueden convertir en un episodio interesante, o al menos tan interesante como para recapitularlo y querer compartirlo con alguien. Es más o menos lo que me ocurría este fin de semana, cuando quedé a comer con unos amigos y terminamos casualmente en un lugar donde confluian los vermoutheros con los comensales que se apuntaban a una comida temprana de domingo para luego aprovechar la tarde.

Leimos la carta y no nos pareció muy extensa, pero parecía que los platos eran preparados y además el camarero se prestó a hacernos algunas recomendaciones que aceptamos y después nos tomó nota. Mientras esperábamos, cervecita y charla de rigor con música jazz de fondo. Un lugar agradable. En la mesa de al lado, un grupo de amigos formado por parejas treintañeras, se tomaban el aperitivo entre risas y alguna que otra voz. Un carrito de bebé, otro bebé más al que le daban el potito y una niña de unos 4 años con cara de estar inmensamente aburrida pero aceptando la situación sin alternativa. Mientras en mi mesa se charlaba de lo que ponía en el periódico del día, yo me evadía disimuladamente mirando esto y lo otro. Rápido me fijé de pasada en la niña y la empatía me hizo sentir algo de lástima por ella, tan desencajada en ese lugar donde se bebia y fumaba, pero sin otra opción que la de intentar pasar el rato lo mejor posible y acompañada unicamente por su imaginación. No se la veía a ella desdichada, ni mucho menos, por que llevaba su lazo del domingo, enorme y vistosamente rojo, así que allí estaba buscando cualquier sitio del mobiliario donde se reflejase para reafirmar lo bien que le quedaba. Se topó con una columna forrada en espejo ahumado y decidió echarse allí mismo unas miradas, de un lado, de otro y de frente. Le gustó por que su cuerpecillo se empezó a contonear, timidamente primero y con desparpajo a los tres segundos, al son del jazz que teníamos de fondo. En un plis plas, ya estaba ella danzando y dando vueltas entre las mesas como una pequeña hada de cuento, sin abrir la boca, sin mirar a nadie, encerrada en su pequeño mundo. Me pregunté en qué consistiría esa fantasia efímera que le servia para pasar el rato y, por sus movimientos, más bien creo que emulaba a algún animalillo travieso y gracioso. Cualquiera sabe. No lo pude evitar y se percató de que la observaba, así que paró en seco, agachó ligeramente la cabeza y me miró con absoluta desconfianza. Yo la sonreí y pareció incluso sentirse ofendida, pero en breve volvió a dar saltitos cortos y a lanzar sus bracitos hacia arriba. El lazo, mientras tanto, se movia tanto que comenzó a recordarme a un pequeño helicóptero incapaz de remontar el vuelo. Ahora sabía que tenía público y quiso dar lo mejor de sí misma, por lo que se lanzó dando unas zancadas tan grandes como sus cortas piernas le permitian hacia atrás, pero se le olvidó que justo a un metro estaba el carrito de su hermano o su primo y se pegó un espaldarazo contra él que a la pobre le quitó la respiración y, lo que es peor, el lazo. Ella empezó rapidamente a llorar, una estrategia preventiba que tienen todos los niños cuando saben que han metido la pata y les pueden regañar. Si finjes dolor, quizás tu progenitor decida que no merece la pena regañarte y encima te haga un mimo, no como antes, que nuestros padres nos daban una torta con el consabido "ahora llorarás por algo". A esta chiquilla le dió resultado y la madre la cogió en brazos y la consoló. No había pasado nada. De repente la niña se da cuenta que su lazo está en la mano de su madre. Ahora es cuando empieza a berrear con sentimiento exigiendo que se lo pongan, pero la madre, entre que debía de estar un poco más torpe de lo habitual por la cervecita y que la niña no paraba de dar gritos, no atinaba de ninguna de las maneras a colocárselo de nuevo y tuvo que desistir. Para conformarla, chantaje al canto y le cede su bolso. Un bolso enorme, por cierto, que la pobre niña aceptó , primero desconfiada y luego gustosa al meditar las posibilidades durnate unos segundos. Y allá va ella de nuevo, con el bolso colgado al cuello y la cabeza llena de ideas para jugar con el bolso de mamá. Ni corta ni perezosa, la niña decide ponerse a dar vueltas con el artilugio colgando por delante, hasta que la inercia la vence y sale despedida contra una silla de cabeza. El contenido del bolso esparcido por los suelos y la niña otra vez llorando, con la cabeza dolorida y el amor propio gravemente herido. Ahora el que se levanta es el papá y decide que lo mejor es intentar mantenerla quieta a su lado entretenida con yo que sé.

Nos traen la comida y la disfrutamos. Me olvido de la niña hasta que vuelve al ataque justo en el segundo plato, carne de buey al plato. Aquello fue superior a todo y tuvo que acercarse a mirar e investigar en qué consistia. Observaba con ojos redondos, curiosos, intrigados por saber que era aquella escandalera que comian los señores de la mesa de la lado. Se hizo la composición de lugar y, una vez que tuvo claro que no era más que un infernillo con una sartén, prefirió desviar de nuevo su atención a quehaceres más importantes, como intentar ella misma colocarse el lazo que su madre había abandonado en la mesa. No sé como lo hizo, pero allá que se lo puso an lo alto de la cabeza como un estandarte. Y otra vez a dar más vueltas, esta vez con precaución, alejándose de la mesa de sus padres donde ya se había aburrido soberanamente. En unos minutos nos llegó el postre. Yo pedí tarta de chocolate y acerté de pleno por que resultó ser una auténtica maravilla. Según me la sirvieron, la niña se sintió aún más atraida y, esta vez sin remilgos, se abalanzó hacia nuestra mesa sin quitarle ojo a la espectacular porción de tarta. Miraba a la tarta, me miraba a mí; otra vez a la tarta y otra vez a mí, lo que indicaba que había creado el vínculo entre delicatesen y propietario sin posible error, no con envidia, sino con aparente expresión de incredulidad, como si aquel nivel de fortuna fuese impropio del mundo terrenal y ella acabase de descubrir que no, que era algo que podía ocurrir en la vida real, algo tan mágico como la futura visita del ratoncito Pérez. Tras unos segundos impávida, en los que yo clavé la cuchara en el fondo de la tarta y me la llevé a la boca con los ojso entornados ayudado por el sostén de su mirada, se dió la vuelta, se le cayó el lazo, lo miró, lo pisoteó, lo pateó, lo zarandeó, se lo devolvió a su madre, se sentó en una silla, cruzó los bracitos sobre la mesa y volvió de nuevo a llorar desconsolada, esta vez, lo prometo, no tengo ni idea de por qué.

viernes, 6 de marzo de 2009

La olla de turba

Hay muchas personas que se sienten desmotivadas con el cultivo de la fuchsia por que piensan que es una planta delicada y exige demasiadas atenciones para su disfrute. La realidad es que, una vez que las conoces, te asombras de lo fuertes e imprevistas que resultan, pero aprendiendo los cuidados básicos, te das cuentas de que compensa cultivarlas por lo agradecidas y hermosas que son.

En España, nos encontramos con climas severos en el interior de la península que nos impiden plantarlas en el suelo por que son sensibles a las heladas y durante los tórridos veranos sufren paradas vegetativas por el exceso de calor. Viéndolo así, diríamos que nuestro enclave geográfico no es el más propicio para estas plantas, sin embargo, en el centro y el norte de Europa, donde la afición es más arraigada, los inviernos son tan extremos que es imposible pensar que las fuchsias puedan tener allí seguidores. Sin embargo, son más numerosos que aquí, incluso podríamos pensar que, comparándonos con ellos, disponemos de ciertas ventajas climatológicas que nos permiten disfrutar plenamente de estas plantas.

De cómo mitigar las altas temperaturas del verano, hablaremos en otra ocasión, que todo tiene solución, pero hoy vamos a conocer un método muy extendido en Europa para protegerlas de los largos y helados inviernos: La olla de turba.

Cuando se ha terminado la época estival y el otoño empieza a alargar y enfriar las noches, las fuchsias empiezan a resentirse y se empieza a notar que pierden flores y hojas. Es en este momento cuando comienzan a actuar, ya que si esperan más, se pueden encontrar con heladas que afecten mortalmente a sus plantas, por lo que las sacan de sus macetas y las defolian completamente y proceden a un meticuloso lavado de raíces en agua para que el sustrato se desprenda completamente.



Lista para su letargo invernal. Parece muerta, pero la vida sigue latente en sus tallos y no hará más que dormirse hasta que el tiempo sea otra vez de su tolerancia.



Hay que asegurarse de que las heladas no las alcanzarán, así que el hoyo tiene que ser bastante profundo, mínimo 80 cm hasta metro o metro y medio para que la temperatura no baje de los 0º. De ancho variará según la cantidad de plantas que se tengan. Luego rociamos el fondo con polvos fungicidas y se va llenando con la turba y las fuchsias (posición horizontal). Si no se tiene tanta turba se pueden usar hojas secas o paja. Después se cubre todo con un plástico y se deja un espacio de aire de unos 15 cm, como aislante. Por último, hay que proteger el conjunto con algunas tablas o similar, que harán de tapadera. Encima otro plástico y la tierra que teníamos de cavar el hoyo.


1- Tierra excavada
2- Turba
3- Capa de aire 15 cm
4- Plástico
5- Tablas/tapadera




Hacia el mes de Febrero, en cuanto los días comienzan a ser notablemente más largos, se desentierran las fuchsias y se replantan en nuevas macetas con sustrato ligero y rico, dejándolas a punto para la nueva temporada.



A partir de la 4ª semana, comienzan a verse los primeros brotes que no pararán de crecer y dar nuevas flores hasta el próximo otoño:



Este método es usado habitualmente por muchos fuchsiadictos que viven en zona 9 y más frias, salvando así el problema del invierno

Mi agradecimiento especial a Lali por ofrecerme el material necesario para realizar este artículo.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Es de todos.

A veces te sorprende encontrarte con algo inesperado que te llama especialmente la atención, sea por lo que sea, y eso me ha ocurrido esta mañana cuando, al poner la radio, he escuchado una canción. Es de La oreja de Van Gogh, un grupo que jamás me gustó ni me dejó de gustar, pero según la oía no acertaba a saber de quién era, simplemente me dejé llevar por la historia que cuenta y me emocioné. Es tierna, quizás sensiblera, pero cuenta algo que, de tan cotidiano, resulta entrañable, así que he decidido que tenía que estar en La Cajita de Puros y me la he traído por que me ha hecho reflexionar.

martes, 24 de febrero de 2009

Mi carro se lo llevaron

Esta nueva etiqueta que inauguro hoy, es algo que llevo madurando de hace tiempo y hoy me decido a inaugurar. Lo que en ésta se incluya, son las tribulaciones de una persona mayor, en su octava década de vida, que me brinda la autoridad de reflejarlas y perpetuarlas en este mi espacio y que yo hago gustosamente, dándole forma, aunque siempre respetando su supervisión.

He vivido y sentido tantos cambios a través de mi larga vida, que llego a la conclusión de que ya nada me altera ni me descompone, por muy visceral y grotesco que pueda parecer. Sí he de decir que me sigo sorprendiendo por algunos acontecimientos, aunque este sobresalto no dura más allá de los cinco minutos siguientes al descubrimiento de la noticia que para mí suponga novedad. Quiero creer que es justo lo que tardo en asumirla y encontrarle el sentido, algo que no siempre logro por que en mi cabeza la consciencia es algo que empieza a ser una razón de lucha en la que termino perdiendo y me traiciona evadiéndome a mis recuerdos dorados, los de mi juventud, que terminó justo cuando empecé a sentirme anciana, creo que no hace mucho.

Ya no me queda demasiado entusiasmo como para andar de un lado a otro, sobre todo por que me fallan las piernas y quizás también la motivación, por lo que opto por sentarme en mi sillón abatible, moderno como pocos, por que ni llevo moño ni tengo una mecedora, y allí me dedico a mirar a mi televisor de no sé cuantas pulgadas, pero muchas, plana, última generación, donde se ve y se escucha todo de maravilla, y me empapo de las noticias que dan en los noticiarios, aunque, también lo reconozco, muchas se me escapan, principalmente aquellas de política, que no me interesan por que no me aportan nada y siempre son las mismas, y es seguro que hasta los protagonistas sean otros, me da igual, pero las que atañen a personas normales, esas que suelen ser protagonistas accidental y puntualmente, son las que me aportan cierta curiosidad y en ellas me fijo, como la del señor aquél al que asesinaron una hija brutalmente hace años y hoy quieren meter en la cárcel por que insultó al letrado que no fue capaz de encerrar al culpable y hoy sigue en libertad sólo Dios sabe dónde. Seguro que me he perdido algo, pero soy incapaz de encontrarle lógica, por lo que siempre busco a alguien a quien preguntar si lo he entendido bien, siempre esperando que me aporten algo nuevo y me lo esclarezcan, cosa que no siempre consigo.

No creo que cualquier tiempo pasado haya sido mejor. Las cosas van cambiando y una intenta mantenerse sobre el carro todo el tiempo que pueda, hasta que llega el momento en que te caes y ya, bien por que te falten fuerzas, bien por que no te da tiempo, prefieres quedarte abajo y seguirlo a tu ritmo, despacito y con tiento, sin grandes pretensiones, sin perderlo de vista, pero fuera de él. Y tan agusto.

viernes, 13 de febrero de 2009

Un traspiés.

Es desconcertante no saber lo que te va a ocurrir esta noche, mañana o la próxima semana. La vida transcurre como en una línea continua en la que hay codos, curvas y otros recovecos imprevistos, que no son más que distintas circunstancias que tenemos que salvar para poder continuar hacia adelante, no sabemos muy bien a dónde, pero sí tenemos la absoluta certeza de que hay que seguir la zanahoria por que es para lo que estamos aquí. Si fuéramos por un camino andando continuamente, en alguna ocasión tropezaríamos con una piedra, en otras meteríamos el pie en un agujero, también nos toparíamos con preciosos miradores, nos tendríamos que mojar los pies o nos llegaría el aroma de un maravilloso jardín de rosas, por que todas y cada una de estas situaciones, positivas o negativas, son las que hacen el camino. En la vida, las piedras y los miradores, son los que nos hacen experimentar las distintas emociones que luego se traducen en sensaciones, malas, buenas, pero todas aportándonos algo y ofreciéndonos el sable con el que nos abriremos paso en los tramos de jungla, el sable que en la vida se llama experiencia.

La experiencia me permite controlar mis emociones y contener las lágrimas cuando meto el pie en el agujero o reprimir el júbilo ante acontecimientos excesivamente reconfortantes, pero lo que siento, tanto si se queda dentro de mí como si lo expreso, eso, no soy capaz de conducirlo por que simplemente soy esclavo de mis sentimientos, y es algo que asumo, aunque me perturba cada vez que la vida me zarandea y me hace sentir vulnerabilidad, impotencia, decepción o rabia.

La razón es la que me hace seleccionar los senderos oportunos y esquivar esas sensaciones de las que huyo, y aún así, mis sentimientos me obligan a pisar la caca de perro en vez de sortearla, sabiendo que unos metros y unas semanas después me encontraré con otra. Esto es como comprarse un Viceroy, que es lo que tengo, es lo que soy, un lo tomas o lo dejas y te dedicas a seguir andando por la bordurita de la vida para no machacarte los pies y llegar con ellos intactos a no sé donde, que es el objetivo de mi vida, aunque para ello tenga también que ignorar las metas que me he propuesto o, incluso mejor, no proponerme ninguna más para no tener que luchar por conseguirlas.

Me cruzo con alguien y decido que me apetece compañia durante un trecho, pero en breve me doy cuenta de que ir a su lado significa encontrarme con nuevos obstáculos para mí, por que este alguien tiene una forma paralela a la mia de caminar pero sus pies son diferentes, menos cautos quizás o más torpes, el caso es que tropieza y yo intento ayudarle a levantarse y él no pone nada de su parte, así que me arrastra y caigo junto a él.

Sé que nuestros caminos deberían seguir por separado y que se han cruzado por accidente, me lo dice mi lógica, pero no puedo dejar de seguir conversando con él, riendo con él, admirando juntos como sale el sol para ambos cada día y temiendo ese momento inevitable en el que uno se quedará atrás mirando la puesta de sol, consiciente de que el otro se aleja, y entonces seguirá allí sentado, hasta que oscurezca y sin volver la ccabeza por que sabe que deberá continuar solo.

lunes, 9 de febrero de 2009

Mi jardín: 2008. Empiezan los cambios



Aunque aún no muy significativos, en el año 2008 comienzo a darle una vuelta al jardín. De momento se trata sólo de planificarlo, de darle algo de forma para definirlo.

He levantado la pizarra y he quitado todo el césped, absolutamente impropio en estas latitudes donde las precipitaciones escasean. Inicialmente, situé un olivo en el centro del jardín. Es un árbol que resiste, de un tamaño moderado y muy adaptado a mi tierra. No lo voy a sacar de donde está, por lo que permanecerá en su ubicación, aunque no sea la más adecuada. He creado una lágrima de pizarra triturada en color negro bajo él y después queda un trozo (sobre el que se ve la manguera) que quería ponerlo de césped artificial, pero no me ha convencido y quiero poner un solado de estilo rústico, aunque aún está por decidir. Alrdedor, hay distintos arriates jóvenes en los que están creciendo pequeños arbustos, como abelias, salvias y lavandas, vivaces y bulbosas en el fondo, que contrastarán con los paneles de madera con los que he recubierto la antiéstetica alambrada original.


El jardín es pequeño y la idea es que toda su perspectiva se pueda disfrutar desde la zona de ocio, donde está la mesa para sentarse a comer, leer, etc.

Los arriates aún contienen plantas jóvenes que tienen que ir creciendo para conseguir la estructura, aunque siempre irán acompañados de ornamentales anuales.



La barbacoa queda discreta en un lateral, pero ha ido encerrándose a medida que la vegetación va creciendo (un manzano sobre ella, un albaricoquero cuyas ramas ya lo alcanzan y las arizónicas del vecino colindante) y se convierte en un espacio poco propicio para andar haciendo fuegos, pero no consigo encontrarle otra ubicación donde moverla por que el espacio es muy limitado.

Al fondo de esta imagen, junto al cobertizo de madera que he colocado par los aperos, he dedicado un trocito a huerto. De momento sólo he probado a ver qué tal se da, pero no me termina de convencer por que atrae muchas plagas y creo que este año lo reduciré y convertiré en huerto ornamental, mezclando hortalizas con flor de temporada (tagetes, dalias y otras por el estilo)

Este es el camino que lleva a la entrada de la vivienda, a lo que es el patio de entrada. Está protegido por un enorme frutal y la zona es muy sombreada, por lo que he probado este año a colocar fuchsias. No han ido mal, pero no es el mejor de los sitios por que a estas plantitas les gusta un poco de sol mañanero para florecer mejor.

domingo, 8 de febrero de 2009

Goles de pasión

Me gusta salir el sábado a tomar una cerveza antes de cenar, quizás incluso echar unos darditos, si estoy acompañado. A veces ocurre que llego a algún bar y me encuentro una enorme pantalla plana de 42" al fondo de la estancia, rodeada de una peña efervescente, botellín en mano, que me recuerda la adoración de algún oráculo; es el fútbol. No me gusta el ambientillo que se respira, por lo que prefiero salirme y buscar otro sitio más recatado donde tomarme mi cerveza agusto, no más de 10 minutos, lo que, a veces, se convierte en una misión imposible por que juega alguno de los equipos de mega stars. Sólo el ruidillo de fondo aquél del locutor que retransmite el partido, silbidos, alguna palabreja mal sonante y el "uysssss..." ocasional pero constante de los espectadores, me hace sentir completamente fuera de lugar y ligeramente incómodo.

Este sábado pasado jugaba el Rela Madrid, casi nada, y asumi que sería imposible encontrar algún bar de los contados que hay en mi pueblo, donde no tuvieran puesto el partido, por lo que el objetivo era encontrar un hueco en la barra. Y allí estaba yo, entre una multitud que miraba atónita y apasionada la televisión disfrutando, segundo a segundo, lo que estaban presenciando. Entonces me pregunté ¿por que no puede gustarme a mí?. Sería fabuloso poder pasar un par de horas fascinado por el ambiente del acontecimiento, con un par de botellines y envuelto en el calor de la masa, siendo una más, como disfrutaría, por ejemplo, si estuviesen poniendo un documental de La vuelta al mundo en 80 jardines. Entonces me imaginaba a todo el mundo siguiéndolo con gran interés y saboreando el momento de una afición compartida, esperando el día, la hora de salir al bar a ver el documental. Me resultó cómico, pero pude comprender perfectamente cuál era el vínculo que unia a todas aquellas personas y me fastidió sentirme excluido.

No puedo controlar lo que me gusta y lo que no, así que no me queda más que aguantarme y perderme la pasión del gol. Seguiré evitando el partido de los sábados y, cuando no me quede otra, seguiré sintiéndome un espectador, no del espectáculo que se retransmite, sino del que ofrece la gente cuando lo están disfrutando, con sus mordidas de labios, sus aspavientos, sus gritos, sus ojos desencajados y sus muestras de júbilo cuando el balón entra en la portería del contrario. Siento envidia. Ojalá me gustase.

Afortunados los que lo vivís con tanta fascinación.

lunes, 2 de febrero de 2009

Mi jardín: El inicio


Mi jardín es pequeño pero pretendo que sea coqueto y curioso. Poco a poco y con la ayuda de algunos amigos, va evolucionando y mejorando. Son precisamente esas mejoras las que quiero ir mostrando aquí de forma gráfica.

Hace poco más de un año, estaba como muestro en las fotos adjuntas, descuidado y sin ningún tipo de estructura ni orden, algo así como un auténtico caos.



Todo fue el producto del desconocimiento y de una total falta de asesoramiento. Por aquel entonces, hacia el año 1998, yo no tenía ni idea de cómo hacerlo y menos aún de que el tiempo y las circunstancias, me harian conocer gente que me ayudaría a ir modelando mis ideas ayudándome a proyectar lo que tenía en mi mente y quería salir.

Las posibilidades no son muchas por que el espacio es reducido, pero siempre he estado seguro de que todo era mejorable y que podría conseguir un lugar agradable donde pasar mis ratos de ocio y relax y donde manifestar mis necesidades de jardineador.

En esta primera entrada dedicada a mi jardín, mi trocito de vida, muestro lo que fue en sus comienzos para, con el tiempo, ir añadiendo información actualizada de los avances que se vayan produciendo. Un poco para guardarlo como otro tesoro más y otro poco para que lo pueda ver todo aquel que guste de hacerlo e ir viendo su evolución.

El suelo estaba cubierto con losetas de pizarra roja y llagueado de césped, lo que implicaba mucho trabajo y gasto de agua para que nunca estuviese presentable, además era todo monótono y carecía totalmente de perspectivas. No invitaba al recreo, por lo que me pedía a gritos cambiarlo y hacer algo distinto, más agradable y menos esclavo. Ya sabéis que, si nos hacemos esclavos de nuestras aficiones por que las obligaciones son excesivas, ya no nos reconfortan y se convierten en tareas ordinarias. No se trata de eso, por lo que no me queda otra que modificarlo todo. Borrón y cuenta nueva.



Este es el patio de acceso. Puse una puerta de madera que le da el aire castellano y creo que un buen toque de personalidad, aunque me da muchos problemas en invierno por que se hincha de tanta lluvia y frío. Este pequeño espacio lo quiero sombrear con una pérgola y poder dedicarlo a mis fuchsias y otras plantas que se achicharran con el sol manchego de verano.
Vamos a por ello.